Admiro a Fernando porque supo con su gran amor vencer un orgullo que le tenia preso y triste, y eso es toda una victoria, que ya la habría querido para despedirse de su querida madre, pero el orgullo es muy canalla y no tiene piedad.No importa porque su madre fue a su encuentro días antes de fallecer ("Ha venido mi madre a verme") y tuvo también esa gran felicidad.
Cuando pienso en Fernando, pienso en un hombre respetado, un hijo adorado, un padre muy querido, se ha ido viendo a cada uno de sus hijos poco a poco, diciéndoles lo mucho que les quería y sintiéndose acompañado por todos.
En la imagen Fernando y su primogénito Fernando Jr. en el hospital de Toledo en octubre pasado.
Descanse en la Paz y la Misericordia del Señor.
Una mujer
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